
Cerca del 34% del mundo (considerando la población de los países) conduce por el lado izquierdo de la carretera, mientras que un 66% lo hace por la derecha.
Si tenemos en cuenta el número de kilómetros de carreteras, el 28% conducen por la izquierda; 72% por el lado opuesto. En sistemas más complejos como las vías de las ciudades, este concepto se extiende, dando lugar a las denominadas "calles de sentido único", en las que el tráfico debe fluir en un solo sentido.
En 1988, un grupo de arqueólogos descubrió un camino que había pertenecido a los romanos. Los surcos encontrados indican que el tránsito circulaba por la izquierda. Hay quienes creen que en la antigüedad los jinetes circulaban en ese sentido porque, como la mayoría eran diestros, tenían la mano derecha libre para defenderse o saludar a otro jinete.
En los primeros vehículos de motor, el asiento del conductor se situaba en el centro. Más tarde, algunos fabricantes de coches decidieron moverlo a un lugar más cercano al centro de la carretera para ayudar a los conductores a tener cuidado con el tráfico en sentido contrario, mientras que otros lo desplazaron al otro lado para que los conductores no dañaran el vehículo en muros, setos, alcantarillas y otros obstáculos. Al final, prevaleció la primera idea.
Las ventajas de conducir en un lado u otro es normalmente una cuestión de conformidad y uniformidad antes que el resultado de beneficios naturales o prácticos. Hay excepciones históricas, como los postillones franceses, pero estas ventajas históricas ya no se aplican a los vehículos modernos.
Fuente(s): Sentido_de_circulacio
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