Los linfomas son un conjunto de enfermedades tumorales del sistema inmune. Los linfomas indolentes son un gran grupo dentro del grupo global, de los linfomas no hodgkinianos.
El tipo más frecuente de estos linfomas, que es un poco con el que se pueden explicar los síntomas y el tratamiento de este gran grupo de los linfomas, es el linfoma folicular. El linfoma folicular es uno de los que más vemos en la Clínica habitualmente, y se considera el paradigma de los linfomas indolentes.
Son enfermedades, que consideramos muy traicioneras, porque habitualmente no producen síntomas y cuando los producen, la enfermedad ya está en un estadio muy avanzado y es subsidiario de recibir tratamientos de quimioterapia. Cuando el estadio es muy inicial, este linfoma puede tratarse simplemente con radioterapia y en esas condiciones, es un linfoma potencialmente curable.
Sin embargo, cuando se nos presenta en un estadio avanzado, la enfermedad, consideramos que no es curable. Esto no quiere decir, que no se pueda tratar y que el paciente no pueda alcanzar una remisión, duradera durante muchos años, incluso más de 10 años. Hoy en día tenemos diversos tratamientos disponibles para este tipo concreto de linfoma y estamos desarrollando algún ensayo clínico, encaminado a mejorar la supervivencia de estos pacientes.
Tenemos ya una serie de pacientes que van avanzando en el protocolo de la enfermedad y la toxicidad que aportamos con este tratamiento, es nula.
Es un dato muy importante. Hoy en día, el tratamiento de este linfoma se fundamenta en dos fases: por un lado, un tratamiento de inducción, en el cual se administran diversos fármacos de quimioterapia clásicos, como son la ciclofosfamida, la vincristina u otros, junto con un fármaco relativamente nuevo, que es un anticuerpo monoclonal, dirigido frente a una proteína especifica de las células tumorales, que es el antígeno CD20.
La combinación de estos dos agentes consigue la eliminación de la enfermedad en el 80 / 90 por ciento de los pacientes. Sin embargo, si paramos ahí el tratamiento, sistemáticamente estos pacientes recaen.
Para evitar esas recaídas, lo que estamos haciendo en la actualidad, es continuar el tratamiento, con una fase que llamamos de mantenimiento. En este tratamiento de mantenimiento, lo que hacemos es administrar únicamente esa proteína.
Es un fármaco comercial que conocemos con el nombre de rituximab, que se encarga de controlar el poco linfoma que nos pueda quedar, después del tratamiento de inducción, a pesar del tratamiento de mantenimiento, los pacientes siguen recayendo, para tratar de evitar esas recaídas, ya muy tardías en el linfoma folicular, estamos realizando el ensayo clínico, que antes he comentado.
Fuente(s): enfermedadesytratamientos.com
El tipo más frecuente de estos linfomas, que es un poco con el que se pueden explicar los síntomas y el tratamiento de este gran grupo de los linfomas, es el linfoma folicular. El linfoma folicular es uno de los que más vemos en la Clínica habitualmente, y se considera el paradigma de los linfomas indolentes.
Son enfermedades, que consideramos muy traicioneras, porque habitualmente no producen síntomas y cuando los producen, la enfermedad ya está en un estadio muy avanzado y es subsidiario de recibir tratamientos de quimioterapia. Cuando el estadio es muy inicial, este linfoma puede tratarse simplemente con radioterapia y en esas condiciones, es un linfoma potencialmente curable.
Sin embargo, cuando se nos presenta en un estadio avanzado, la enfermedad, consideramos que no es curable. Esto no quiere decir, que no se pueda tratar y que el paciente no pueda alcanzar una remisión, duradera durante muchos años, incluso más de 10 años. Hoy en día tenemos diversos tratamientos disponibles para este tipo concreto de linfoma y estamos desarrollando algún ensayo clínico, encaminado a mejorar la supervivencia de estos pacientes.
Tenemos ya una serie de pacientes que van avanzando en el protocolo de la enfermedad y la toxicidad que aportamos con este tratamiento, es nula.
Es un dato muy importante. Hoy en día, el tratamiento de este linfoma se fundamenta en dos fases: por un lado, un tratamiento de inducción, en el cual se administran diversos fármacos de quimioterapia clásicos, como son la ciclofosfamida, la vincristina u otros, junto con un fármaco relativamente nuevo, que es un anticuerpo monoclonal, dirigido frente a una proteína especifica de las células tumorales, que es el antígeno CD20.
La combinación de estos dos agentes consigue la eliminación de la enfermedad en el 80 / 90 por ciento de los pacientes. Sin embargo, si paramos ahí el tratamiento, sistemáticamente estos pacientes recaen.
Para evitar esas recaídas, lo que estamos haciendo en la actualidad, es continuar el tratamiento, con una fase que llamamos de mantenimiento. En este tratamiento de mantenimiento, lo que hacemos es administrar únicamente esa proteína.
Es un fármaco comercial que conocemos con el nombre de rituximab, que se encarga de controlar el poco linfoma que nos pueda quedar, después del tratamiento de inducción, a pesar del tratamiento de mantenimiento, los pacientes siguen recayendo, para tratar de evitar esas recaídas, ya muy tardías en el linfoma folicular, estamos realizando el ensayo clínico, que antes he comentado.
Fuente(s): enfermedadesytratamientos.com
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